Desfibrilación

Paulina Lagos R.*

Correspondencia
Filiaciones
* Profesor Asistente Departamento Anestesiología y Reanimación Hospital Clínico Universidad de Chile.

Reve Chil Anest Vol. 41 Número 1 pp. 28-35|doi:
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Introducción

La desfibrilación es una de las pocas intervenciones que han demostrado mejorar el resultado de los pacientes que sufren un paro cardiorrespiratorio (PCR) por fibrilación ventricular (FV) o taquicardia ventricular (TV) 1 , 2 . La probabilidad de desfibrilación exitosa y sobrevida al alta hospitalaria disminuye rápidamente con el tiempo 3 , 4 y la capacidad para entregar una temprana desfibrilación es uno de los factores más importantes en determinar la sobrevida desde un paro. Por cada minuto que pasa entre colapso y desfibrilación, la mortalidad se incrementa en un 7 a 10% en ausencia de reanimación cardiopulmonar básica 3 . Esta es la razón por la cual se ha incorporado masivamente el uso de desfibriladores automáticos externos (DAE) por personas entrenadas en el ambiente extrahospitalario e incluso dentro de los hospitales, donde personal no médico entrenado para desfibrilar, usa el DAE antes de la llegada del equipo de reanimación 5 . Cuando los testigos realizan reanimación cardiopulmonar (RCP) básica inmediata, el aumento de mortalidad por cada minuto que pasa entre paro y desfibrilación es más gradual, del orden de un 3 a 4% 3 , 4 , 6 , 7 .

La desfibrilación consiste en el paso de corriente eléctrica de una magnitud suficiente a través del miocardio, a fin de despolarizar una masa crítica de éste y así restablecer la actividad eléctrica coordinada. El término desfibrilación se define como la ausencia de fibrilación o taquicardia ventricular durante los 5 segundos que siguen a la administración del choque 8 , 9 ; sin embargo, el objetivo final de esta terapia es restablecer la circulación espontánea 10 .

En el siguiente artículo nos referiremos al uso de los desfibriladores tanto en su modo automático como manual en el ambiente intrahospitalario, con énfasis en los siguientes aspectos:

  • Integración RCP y desfibrilación.

  • Tipos de onda, niveles de energía y estrategias de desfibrilación.

  • Interfase electrodos-paciente.

  • Circunstancias especiales.

  • Otros temas relevantes.

 

Integración RCP y desfibrilación

  • ¿Primero choque o RCP básica?

El personal de salud que asiste un paro intrahospitalario o en otros escenarios donde hay un desfibrilador automático in situ, debe iniciar las maniobras de reanimación cardiopulmonar básica y usar el desfibrilador tan pronto como esté disponible. Esta recomendación tiene el objetivo de apoyar la pronta RCP y la desfibrilación temprana.

Cuando la fibrilación está presente por más de unos minutos, el miocardio es depletado de oxígeno y sustratos metabólicos, por lo que un corto periodo de compresiones torácicas puede entregar oxígeno y sustratos energéticos que incrementan la posibilidad de que un choque acabe con la FV y retorne a la circulación espontánea 11 .

La evidencia es contradictoria en apoyar o rebatir un retraso en la desfibrilación para proporcionar un periodo de reanimación cardiopulmonar (90 segundos a 3 minutos) a pacientes en paro por FV o TV sin pulso no presenciado por el equipo de salud 12 .

En la práctica, frente a un PCR la RCP debe ser iniciada inmediatamente y el desfibrilador debe utilizarse en cuanto se encuentre listo.

El tiempo transcurrido entre el cese de las compresiones torácicas y la entrega del choque debe ser mínimo, aún 5 ó 10 segundos de retraso puede reducir la posibilidad de que el choque sea exitoso. La pausa prechoque puede ser fácilmente reducida a menos de 5 segundos continuando las compresiones durante la carga del desfibrilador y teniendo un equipo eficientemente coordinado. La pausa postchoque es minimizada reanudando las compresiones torácicas inmediatamente después del choque. De esta manera, el proceso de desfibrilación debería ser realizado en no más de 5 segundos de interrupción de las compresiones torácicas 10 .

  • Protocolo de 1 choque vs 3 choques

La evidencia generada hasta el último consenso sugiere que hay beneficio significativo en la sobrevida con el protocolo de un choque comparado con la antigua recomendación de 3 choques seguidos 13 , 14 . Si un choque falla en revertir una FV, el beneficio adicional de otro choque es bajo, por lo tanto, el reinicio de la RCP probablemente sea de mayor rendimiento que otro choque.

Luego de entregado el choque, el rescatista no debe demorar el reinicio de las compresiones torácicas para chequear ritmo o pulso; sólo después de 5 ciclos de RCP, que idealmente terminen con compresiones torácicas, debería analizar el ritmo cardiaco y entregar otro choque si está indicado. Si el ritmo detectado es no desfibrilable, entonces debe iniciar inmediatamente RCP con compresiones torácicas. La evidencia demuestra que la interrupción de las compresiones torácicas se asocia con una baja probabilidad de conversión exitosa de FV a un ritmo que perfunda tras el choque 15 .

La disminución del intervalo entre la última compresión y el choque, aunque sea por pocos segundos, mejora el éxito del choque 11 , 15 , 16 . Por lo tanto, resulta razonable practicar una coordinación eficiente entre RCP y desfibrilación con el fin de minimizar el intervalo en el cual las compresiones se detienen.

Tipos de Onda de desfibrilación y niveles de energía

Un choque exitoso, según la definición típica de desfibrilación, no debería ser confundido con resultados de resucitación, como restauración a un ritmo de perfusión, sobrevida a la admisión del hospital, o sobrevida al alta hospitalaria 8 , 17 . El resultado de la resucitación, incluyendo la sobrevida, depende de muchas variables además de la entrega del choque, por lo tanto, los programas de entrenamiento deben esforzarse por mejorar la sobrevida del paciente, y no sólo enfocarse en el éxito de la desfibrilación.

Los desfibriladores modernos se clasifican en 2 tipos según la forma de onda: monofásicos y bifásicos. La forma de onda monofásica fue usada en los primeros desfibriladores, pero hoy en día la forma de onda bifásica es usada en casi todos los DAE y manuales del mercado. Los niveles de energía varían según el tipo de dispositivo y fabricante.

  • Desfibriladores monofásicos

Estos entregan corriente de una polaridad, vale decir, que fluye sólo en una dirección (Figura 1). Tienen la desventaja que la cantidad de energía entregada varía con la impedancia transtorácica y el tamaño de los pacientes. Se pueden categorizar por la tasa a la cual la corriente disminuye a cero, si la corriente cae a cero gradualmente se llama monofásica sinusoidal amortiguada (MSA), en cambio, si la corriente retorna abruptamente a cero se llama monofásica exponencial truncada (MET).

Figura 1 Forma de onda monofásica versus bifásica (Cortesía de Philips Medical Systems, Seattle, WA).

Actualmente se fabrican pocos desfibriladores de onda monofásica, pero muchos se encuentran todavía en uso y la mayoría usan onda MSA. De cualquier manera, ninguna forma de onda específica es asociada con mayor incidencia de retorno a la circulación espontánea o mayor sobrevida al alta hospitalaria después de un PCR.

  • Desfibriladores bifásicos

La forma de onda bifásica entrega la corriente en dos fases (Figura 1). En el momento inicial de la onda, la corriente fluye en dirección positiva durante un intervalo de tiempo determinado; posteriormente, la corriente abruptamente invierte la dirección y fluye en un sentido negativo por el tiempo restante del choque. Típicamente, la duración de la primera fase es cerca de dos tercios del curso total del choque. Además, los desfibriladores bifásicos modernos incorporan un ajuste de impedancia, de modo que la energía entregada, la duración de la onda y las duraciones relativas de los dos segmentos pueden variar 18 .

La evidencia a partir de estudios extra e intrahospitalarios, indica que choques de onda bifásica de baja energía tienen igual o mayor éxito para terminar una FV que choques de onda MSA o MET 19 , 21 24 . Sin embargo, la energía óptima para el primer choque de una desfibrilación con onda bifásica no ha sido determinada. Varios estudios aleatorizados 19 21 y observacionales 9 ,25,26 han mostrado que la desfibrilación con forma de onda bifásica de relativamente baja energía (≤ 200 J) es segura y tiene equivalente o mayor eficacia para terminar con una FV que un choque monofásico de equivalente o mayor energía 9 ,2731 . La evidencia sugiere que la desfibrilación con onda bifásica tiene mejor resultado a corto plazo en el término de una FV 9 ,1921,25,26 , pero ningún estudio individual ha demostrado mejora de sobrevida al alta hospitalaria usando onda bifásica cuando se compara con uso de onda monofásica. Por lo tanto, en ausencia de desfibriladores bifásicos, los desfibriladores monofásicos son aceptables. La eficacia de diferentes formas de ondas bifásicas no ha sido comparada en humanos.

  • Nivel de energía

La desfibrilación requiere la entrega de energía eléctrica suficiente para desfibrilar una masa crítica de miocardio, abolir la FV y restaurar una actividad eléctrica espontánea sincronizada en la forma de un ritmo organizado. La energía óptima para desfibrilación es la que consigue la desfibrilación causando el mínimo daño miocárdico 32 . La selección de un apropiado nivel de energía reduce el número de choques repetitivos, lo que a su vez limita el daño miocárdico 33 . Los niveles óptimos de energía para las formas de onda monofásica y bifásica son desconocidos. Las recomendaciones de los niveles de energía son sobre la base de un consenso luego de una cuidadosa revisión de la literatura actual.

  • Primer choque

No hay estudios nuevos que determinen los niveles óptimos de energía para onda monofásica desde la publicación de las guías 2005. Debido a la menor eficacia de esta forma de onda, el nivel de energía inicial recomendada para el primer choque con un desfibrilador monofásico es de 360 J. Aunque con niveles más altos de energía se arriesga a un mayor grado de lesión miocárdica, los beneficios de la pronta conversión a un ritmo de perfusión son más importantes. El bloqueo auriculoventricular es más común con niveles más altos de energía monofásicos, pero generalmente es transitorio y se ha demostrado que no afecta la sobrevida al alta hospitalaria 34 .

Para los desfibriladores bifásicos, los reanimadores deberían usar la dosis de energía recomendada por el fabricante, normalmente de 120 a 200 J que suele estar resaltada en la cara frontal del aparato. Si la dosis recomendada por el fabricante es desconocida, entonces se debe considerar una desfibrilación a dosis máxima.

  • Siguientes choques; energía fija o en escalada

Los DAE bifásicos disponibles comercialmente proporcionan niveles de energía fijos o en escalada. Múltiples estudios clínicos prospectivos en humanos 20 , 30 , 31 y estudios retrospectivos 19 ,21,25,3537 han fallado en identificar un nivel de energía bifásica óptima para el primer o subsiguiente choque. Estudios realizados en seres humanos no han demostrado daño miocárdico por desfibrilación con onda bifásica con energía de hasta 360 J 28 ,30 , daño que se define con niveles elevados de biomarcadores, hallazgos electrocardiográficos y fracción de eyección reducida. Varios estudios en animales han demostrado daño miocárdico potencial con niveles mucho mayores de energía. De este modo, no es posible hacer una recomendación definitiva para seleccionar el nivel de energía de los choques subsiguientes. Sin embargo, basado en la evidencia disponible, se recomienda que el segundo y subsiguiente choque sea al menos de un nivel de energía equivalente o mayor.

Interfase electrodos-paciente

  • Electrodos

En relación a la colocación de los electrodos, los datos demuestran que 4 posiciones son equivalentemente efectivas para tratar arritmias auriculares o ventriculares: anterolateral, anteroposterior, anterior infraescapular izquierda y anterior infraescapular derecha. Estas 4 posiciones son igualmente efectivas en el éxito de la desfibrilación 38 48 . Con el fin de facilitar la colocación y el aprendizaje, es razonable utilizar por defecto la posición anterolateral de los parches para colocar los electrodos. Sin embargo, se puede considerar cualquiera de las otras tres alternativas posibles en función de las características individuales del paciente. Palas o electrodos laterales debieran ubicarse bajo tejido mamario 49 y en el caso de hombres velludos, debiera afeitarse el tórax previo a la ubicación de las palas o electrodos, siempre que esto sea posible 50 ,51 . No importa cuál de los electrodos (ápice/esternón) se coloca en cualquiera de las posiciones.

Diez estudios 47 , 52 60 indican que el uso de paletas de gran tamaño, de 8 a 12 cm de diámetro, disminuye la impedancia transtorácica.

  • Impedancia transtorácica

La impedancia transtorácica promedio de un adulto es aproximadamente 70 a 80 Ω 53 , 61 , 62 . Cuando la impedancia transtorácica es demasiado alta, un choque de baja energía no generará suficiente corriente para alcanzar la desfibrilación 62 64 . Para reducir la impedancia transtorácica, el operador del desfibrilador debe utilizar materiales conductores. Esto se logra con el uso de parches de gel o pasta de electrodo con paletas o mediante el uso de almohadillas autoadhesivas. No hay datos existentes que sugieran que una de estas modalidades es mejor que las demás en la disminución de la impedancia.

En el caso que se usen paletas, éstas deben aplicarse firmemente a la pared torácica. Esto reduce la impedancia transtorácica porque mejora el contacto del electrodo con la piel y reduce el volumen torácico 65 . El operador debiera presionar firmemente las paletas con una fuerza óptima de 8 kg en adultos y 5 kg en niños de 1 a 8 años usando palas de adulto 66 .

Circunstancias especiales

  • Usuarios de marcapasos y desfibrilador cardioversor implantable

Si el paciente tiene un desfibrilador cardioversor implantable (DCI) que está entregando choques, es decir, los músculos del paciente se contraen en forma similar a la observada durante la desfibrilación externa, entonces, se debe permitir que el DCI complete un ciclo de 30 a 60 segundos de tratamiento antes de efectuar una desfibrilación. Ocasionalmente, los ciclos de análisis y choque de los DCI y DAE se conflictúan 67 . Potencialmente existe riesgo de mal funcionamiento de marcapasos o DCI después de una desfibrilación, sobre todo cuando las paletas o electrodos están en estrecha relación con el aparato 68 , 69 . Un estudio en pacientes sometidos a cardioversión eléctrica demostró que posicionar las paletas al menos a 8 cm de distancia de la caja del marcapaso no produce cambios en las mediciones de los umbrales de estimulación o sensibilidad 68 . Las espigas de marcapasos con estimulación unipolar pueden confundir el software del DAE e impedir la detección de una FV 67 . La ubicación de los electrodos en posición anteroposterior y anterolateral son aceptables en pacientes con estos dispositivos. En pacientes con DCI o marcapasos, la colocación de las palas no debe retrasar la desfibrilación. Parece razonable evitar colocar las almohadillas o palas sobre el dispositivo. Del mismo modo, no es recomendable ubicar electrodos o paletas directamente encima de un parche transdérmico de medicamentos (nitroglicerina, nicotina, analgésicos, sustitutos de hormonas, antihipertensivos), porque el parche puede bloquear la entrega de energía desde la paleta al corazón y causar pequeñas quemaduras en la piel 70 .

Otros temas relevantes

  • Uso de desfibriladores automáticos externos (DAE) en el intrahospitalario

Al momento de la Conferencia de Consenso 2010, no hubo ningún ensayo aleatorio publicado comparando los desfibriladores automáticos versus los manuales en el medio intrahospitalario. La evidencia a partir de un estudio con controles históricos 71 , una serie de casos 72 y estudios retrospectivos 73 75 , indica mayores tasas de supervivencia al alta hospitalaria cuando se utiliza DAE para tratar adultos con FV o TV sin pulso en el hospital. Sin embargo, un estudio antes y después no mostró una mejoría en la sobrevida al alta o retorno a la circulación espontánea cuando se implementó el DAE en áreas no críticas del hospital 76 y un estudio observacional con controles históricos, no encontraron ninguna mejoría en la sobrevida al alta cuando se compara DAE bifásico con desfibriladores monofásicos estándar 77 . Los estudios de Gombotz y Hanefeld observaron una disminución en el intervalo de tiempo desde el colapso a la primera entrega de choque, así como también mayor retorno a la circulación espontánea y sobrevida 74 ,75 .

La desfibrilación puede retrasarse cuando los pacientes desarrollan un PCR en camas hospitalarias no monitorizadas, en consulta ambulatoria y servicios de diagnóstico. En estas zonas, pueden transcurrir varios minutos antes de que la respuesta centralizada llegue con el desfibrilador, lo prepare y entregue los choques 78 . A pesar de la escasa evidencia, los DAEs pueden ser considerados para el medio hospitalario como una forma de facilitar la desfibrilación temprana (de menos de 3 minutos desde el colapso), especialmente en áreas donde el personal no tiene habilidades para reconocer el ritmo o los desfibriladores son usados en forma muy infrecuente.

Cuando los hospitales implementan el uso de DAE, el personal de primera respuesta también debe recibir autorización y la capacitación para utilizar un DAE, con el objetivo de proporcionar el primer choque a cualquier PCR dentro de los 3 primeros minutos desde el colapso. La desfibrilación temprana debería estar disponible en los centros de atención ambulatoria, así como en las áreas de pacientes hospitalizados. Los hospitales deben monitorizar los intervalos de tiempo desde el colapso al primer choque y los resultados de la reanimación.

  • Asistolía falsa versus asistolía oculta

En ciertos casos de paro cardiaco, es difícil estar seguro si el ritmo es una FV fina o una asistolía. En 1989, Losek 79 publicó una revisión retrospectiva de la entrega de choque inicial a 49 niños en asistolía en comparación con la no entrega de choque para 41 niños en asistolía y no encontró ninguna mejoría en el cambio de ritmo, retorno a la circulación espontánea o sobrevida en el grupo que recibió los choques. En 1993, el Nine City High Dose Epinefrine Study Group publicó un análisis de 77 pacientes en asistolía que recibieron un choque inicial en comparación con 117 que recibieron terapia estándar 80 . Hubo un peor resultado de retorno a la circulación espontánea y sobrevida para quienes recibieron choques. Por lo tanto, el choque no es útil para pacientes en asistolía.

  • Peligro de quemaduras

Varios informes de casos han descrito fuego encendido por las chispas de paletas mal aplicadas en presencia de una atmósfera rica en oxígeno 81 86 . Se han reportado incendios cuando la manguera del ventilador se desconecta desde el tubo endotraqueal y se deja adyacente a la cabeza del paciente, liberando oxígeno en el pecho durante el intento de defibrilación 82 , 84 , 86 . Puede ser razonable para los rescatadores tomar precauciones a fin de minimizar la aparición de chispas durante los intentos de desfibrilación, e incluso evitar realizar una desfibrilación en una atmósfera enriquecida de oxígeno.

El uso de parches autoadhesivos de desfibrilación y asegurar un buen contacto entre pared torácica y almohadilla, probablemente reducirá al mínimo el riesgo de chispas encendidas durante la desfibrilación. Si se utilizan palas manuales, las almohadillas de gel son preferibles a las pastas de electrodo y geles, porque las pastas y geles pueden extenderse entre las 2 paletas, creando la posibilidad de generar una chispa.

El riesgo de fuego durante la desfibrilación puede disminuirse tomando las siguientes precauciones:

  • Retirar máscaras de oxígeno o cánulas nasales y ubicarlas al menos a 1 metro de distancia del tórax del paciente.

  • Dejar la bolsa de ventilación o Ambu®, o el circuito del ventilador mecánico conectado al tubo endotraqueal o retirarlos al menos a 1 metro de distancia del tórax del paciente.

Conclusiones

En suma, las guías publicadas en el 2010, han querido enfatizar:

  • La importancia de las compresiones torácicas precoces e ininterrumpidas.

  • Minimizar la duración de las pausas antes y después de los choques, continuando las maniobras mientras el desfibrilador se carga.

  • Inmediato reinicio de las compresiones torácicas luego de la desfibrilación.

  • No se recomienda realizar un ciclo de RCP de regla antes de desfibrilar, sino más bien desfibrilar en cuanto sea posible.

  • Las ventajas de realizar un solo choque versus 3, con el objeto de minimizar la interrupción de las compresiones torácicas.

  • El uso cada vez más expandido de los DAE en los distintos escenarios.

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