Dr. Ricardo Urtubia Valenzuela
Rev. chil. anest. Vol. 43 Número 4 pp. 306-310|https://doi.org/10.25237/revchilanestv43n04.06|
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Sr. Editor:
Recientemente he encontrado la copia digitalizada de una carta fechada en febrero de 1938, en que el Dr. Mathias J. Seifert, anestesiólogo de Chicago, EE.UU (estimado 1891-1947), se dirigía al Dr. Paul M. Wood (1894-1963), Secretario de la en ese entonces Sociedad de Anestesistas de América (American Society of Anesthetists, Inc.), con oficinas en la ciudad de Nueva York. Cabe mencionar que la American Society of Anesthetists fue fundada en 1911 y deriva de la New York Society of Anesthetists, la que a su vez deriva de la Long Island Society of Anesthetists, fundada en 1905. En dicha misiva, el Dr. Seifert le recordaba al Dr. Wood que el mismo, durante una clase en la Universidad de Illinois en 1902, acuñó la palabra “Anestesiología”, definiéndola como “la ciencia que trata de los medios y métodos para producir diferentes grados de insensibilidad al dolor, con o sin hipnosis”. Asimismo, el Dr. Seifert le precisaba que, con referencia al nombre de la sociedad, un “anestesista es un técnico”, mientras que un “anestesiólogo es una autoridad científica en anestesia y anestésicos”. Finalmente, el Dr. Seifert le manifestó que “no podía comprender por qué la sociedad no se denominaba “Sociedad de Anestesiólogos de América (American Society of Anesthesiologists)”. Hoy, dicha entidad lleva pues el nombre correcto, tal como lo lleva también nuestra “Sociedad de Anestesiología de Chile” (fundada en 1953).
Hasta el momento yo no tenía conocimiento de la existencia de esta carta histórica; y de su lectura, creo desprender al menos dos conclusiones. La primera, es que deberíamos dejar de lado la denominación “anestesista”, tan cotidianamente usada, para remplazarla por la de “anestesiólogo”, en todo nuestro quehacer. Y la segunda, que es la razón por la que envío esta carta al editor, es que estimo fundamental que todos nosotros, especialmente los colegas más jóvenes y los que se están formado, conozcamos el origen y llevemos con orgullo el nombre de la especialidad médica que hemos abrazado.
Referencia
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Carta del Dr. Mathias J Seifert: woodlibrarymuseum.org.