Dr. Roberto Canessa Be
Rev Chil Anest Vol. 38 Núm. 3 pp. 177-178|doi:
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Aquí estamos, un nuevo año, introduciendo los trabajos científicos que se presentarán durante el mes de noviembre en el XXXVII Congreso de Anestesiología de Chile, nuevamente en la siempre acogedora costa de la cuarta región y por segunda vez, en la ciudad de Coquimbo.
Aparentemente la crisis económica mundial y todo el temor e incertidumbre provocados globalmente en la vida de las personas y las instituciones, golpeó también nuestro quehacer científico. Ésta podría ser la razón que explique, no el estancamiento de nuestra producción, sino que el notorio retroceso demostrado este 2009. El año pasado, en esta misma editorial, decíamos que nos sobraban los motivos para estar contentos, tanto por el número (sobre 80 ó 90 los años anteriores) como por la calidad de los trabajos evaluados, “ya que un buen número de ellos podrían y deberían terminar publicados en extenso en nuestra Revista”, cosa que finalmente y como es habitual, no ha ocurrido hasta el momento. También mencionábamos que, por las mismas razones, hubo que aumentar el cupo de temas seleccionados para presentación oral de 48 a 64.
Este año se recibieron sólo 51 trabajos para ser evaluados y en cuanto a la calidad, en opinión unánime de los revisores, se notó un evidente deterioro del promedio general de la calidad de los temas, siendo finalmente aceptados sólo 42 para presentación oral.
Ahora bien, no nos detendremos a analizar en profundidad el problema del número de trabajos ni el de su calidad y relevancia clínica. Sabemos que, sobre todo el último punto, es uno de los objetivos prioritarios de la Sociedad de Anestesiología de Chile y que se está trabajando en ello, esperando ver resultados a mediano y largo plazo. Sí me interesa comentar algo bastante más básico y que incide directamente en la mejor o peor calificación que recibe un resumen durante el proceso de evaluación de temas libres.
Cuando hay que revisar y calificar el resumen de un trabajo de investigación, lo que finalmente se evalúa no es el trabajo global que hay detrás de todo estudio científico, sino sólo lo que el o los autores nos muestran a través del resumen. Es por lo tanto de vital importancia que el resumen sea elaborado de la mejor forma posible, que en sus palabras, gráficos y tablas, se demuestren equilibradamente todas las fortalezas que el trabajo posee, o al menos, las más importantes. De poco o nada sirve hacer un tremendo esfuerzo en “pensar y planificar” un trabajo científico, delinear sus objetivos, diseñar el material y método, encontrar los pacientes adecuados, realizar el estudio, obtener y analizar los resultados y finalmente reflexionar para sacar las conclusiones que pueden extraerse de los resultados encontrados, si en el momento de plasmar todo este trabajo en una hoja de papel, lo hacemos en forma apresurada, desordenada, con frecuentes errores de redacción y/o groseros ataques a las reglas de ortografía. Es así como, sólo de ejemplo y en forma absolutamente ciega y constructiva, este año tuvimos “hematocritos de 29 mg/dl”, se usó tal o cual análisis estadístico para tales “bariables” y a algunos pacientes “se les pudo puncionó sin problemas”. Se trata de errores básicos, que demuestran que el mismo autor no revisó a conciencia lo escrito o que ningún coautor se dio el trabajo de hacer una lectura crítica del resumen (todos trabajos con 5 o más autores). En estos ejemplos no hubo problemas para comprender lo que se quiso decir, pero en otros, la forma de redacción pudo interferir con el significado de una frase, lo que sí puede influir en cómo se entiende un resumen y finalmente cómo se califica el trabajo. Es poco frecuente que un trabajo, por simple que sea, pero que está bien estructurado, presentado en forma lógica y ordenada, con resultados claros y conclusiones consecuentes con los resultados, sea rechazado. De hecho este año, el Dr. Ricardo Bustamante, editor de nuestra Revista, se dio el trabajo inédito de revisar y corregir los errores más gruesos de los trabajos que se publican en este número.
La tarea de los revisores no es fácil y con frecuencia se escuchan críticas a su labor. Este año, como nunca, el comité de la Sociedad de Anestesia encargado del tema, encontró que las evaluaciones de los 5 ó 6 revisores independientes para cada trabajo fueron muy concordantes unas con otras, lo que refuerza la validez de los resultados.
Es así también como – cosa que se ha repetido en muchas instancias – nuestra Sociedad ha puesto a disposición de sus socios, un grupo de anestesiólogos con vasta experiencia en investigación y publicación de trabajos científicos, para que puedan asesorarlos en futuros proyectos de investigación, en la redacción de resúmenes o trabajos en extenso o en cualquier otra labor relacionada con el tema ¡aprovechemos la oportunidad!… es puramente filantrópica.