Dr. Luis Brunet Lachaise
Rev. chil. anest. Vol. 43 Número 4 pp. 298-299|https://doi.org/10.25237/revchilanestv43n04.02|
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Agradezco a la Sociedad de Anestesiología de Chile por otorgarme el privilegio de presentar a la Dra. Lucía Volosky Hille como Maestro de la Anestesiología de Chile.
Este es uno de los momentos más importantes en la historia de nuestra Sociedad; hoy después de 4 años se vuelve a distinguir a dos de sus socios más destacados, la Dra. Lucía Volosky y el Dr. José de la Fuente. No se trata de una distinción más, es la distinción máxima que otorga nuestra Sociedad a sus pares. Prueba de su importancia, es el hecho que en sus 61 años de vida sólo 9 de sus miembros la ha recibido. No es casual que ambos hayan desarrollado su vida profesional en el mundo académico en dos de los Departamentos de anestesia más antiguos y prestigiosos del país, me refiero a la Universidad Católica y la Universidad de Chile, lo que les ha permitido participar en la formación de varias generaciones de anestesiólogos que hoy se desempeñan a lo largo de todo el país.
Debo destacar el hecho que ninguno de los miembros del actual directorio de la Sociedad, quienes fueron los que resolvieron otorgarles esta distinción, pertenece a los Departamentos de los nuevos maestros. Fueron elegidos por sus méritos y por su trayectoria, de acuerdo con los reglamentos vigentes. Hace algunos años atrás, participé a solicitud de la Sociedad, en una pequeña comisión que estableció el reglamento que hoy rige y trasparenta el mecanismo por el cual son nombrados sus maestros. Cuando lo hice, nunca pensé que llegaría el día en que personalmente estuviese recibiendo a un nuevo maestro y menos a una amiga y miembro destacado del Departamento que hoy dirijo.
No corresponde en esta oportunidad hacer una biografía de la Dra. Volosky, pero me gustaría, en especial para aquellos que no la conocen, destacar los hechos más significativos que a mi juicio han contribuido a su nombramiento. Lucy nació en Santiago, en el seno de una familia de médicos. Doña Alicia hematólogo y don Efraín, anestesiólogo, de quienes seguramente recibió la influencia e interés por la medicina y la anestesiología. En 1965 ingresó a la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde realizó sus estudios de pregrado en medicina. Recibida en 1972, inició su actividad profesional como Médico General de Zona en el área norte de Santiago, realizando en forma paralela una estadía de capacitación en el Departamento de Anestesiología y Reanimación junto al Dr. Felipe Olivarí. Esta experiencia la llevó a tomar la decisión de convertirse formalmente en anestesiólogo, y en 1974 inició su formación en la especialidad en el Departamento de Anestesiología y Reanimación del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, bajo la dirección de la Dra. Eliana Giglio. Terminada su formación, se transformó en anestesiólogo del Servicio de Urgencias del Hospital e inició su carrera académica en el Departamento. Se especializó inicialmente en el área de la anestesia neuroquirúrgica y en forma posterior en urología, donde fue la responsable del programa de trasplante renal hasta el año 2000. Actualmente, además del pabellón de urología y de aquel que se le asigne, se desempeña como jefa de la Unidad de Dolor Agudo desde 2011.
Como académico, con un Diplomado en Docencia en Ciencias Biomédicas de la Facultad de Medicina, ha sido una destacada docente de los programas de pre y postgrado en nuestro Departamento, coordinadora del Programa de Pregrado, coordinadora del Programa de Anestesiología para la formación de especialistas de Cirugía y Medicina, y desde 1991 hasta 2010 coordinadora del Programa de Formación de Médicos Especialistas en Anestesiología de la Universidad de Chile. Junto al Dr. Eduardo Álvarez, lideró en 2003 un exitoso proceso de acreditación del Programa de Postgrado por ASOFAMECH. Fue subdirectora entre 1991 y 2009 y directora suplente del Departamento en 2010. En el área de extensión universitaria, además de participar como docente, coordinadora y directora en varios cursos de postgrado y congresos de la especialidad, fue representante de la Sociedad de Anestesiología en el comité de la especialidad de CONACEM desde 1990, y presidente del mismo entre los años 2001 a 2006. Socia activa de la Sociedad de Anestesiología de Chile desde 1976, fue miembro del directorio, como director entre 1987 y 1990, y como tesorera en el período de 1994 a 1996. Es también miembro de la Sociedad Chilena de Educación en Ciencias de la Salud.
Personalmente conocí a la Dra. Volosky durante mis estudios de pregrado, fui asignado a su turno en mi período de adiestramiento como auxiliar técnico de anestesia. Como olvidar esos primeros pasos, exigiéndole que discutiéramos los casos clínicos previo a la toma de decisión de la conducta anestésica; ¡cuánta paciencia Lucía! Bajo su tutoría reafirmé mi interés por la especialidad, y en parte por ello decidí iniciar mi formación como anestesiólogo. Durante más de treinta años trabajando a su lado, he admirado su trabajo riguroso, basado siempre en fundamentos teóricos sólidos, tomando decisiones basadas en los conocimientos y la evidencia, reconociendo sus limitaciones y pidiendo consejo o ayuda con humildad, y por sobre todo respetando a sus pares, a sus colaboradores y a los pacientes. Para todos nosotros, alumnos y colegas de trabajo, has sido un ejemplo a seguir, un modelo a imitar, y te has ganado nuestro respeto y cariño debido a tu rectitud, a tu perseverancia y consecuencia. Para mí has sido también una amiga admirable con la que he compartido éxitos y fracasos, penas y alegrías y buena parte de los momentos más importantes de nuestras vidas.
Estamos nombrando nuevos maestros de la anestesiología, y me pregunto: qué debemos entender por un “maestro”. He tratado de encontrar una definición que represente lo que significa ser un maestro en nuestra especialidad y he encontrado varias, pero siento que ninguna interpreta lo que personalmente entiendo como maestría. Buscando en mi memoria, he recordado lo que aprendí hace muchos años durante mis estudios en el Colegio Alemán de la ciudad en que nos encontramos. En los países de habla germana se enseñaban algunas profesiones, ciencias y oficios por medio de un sistema tutorial que probablemente tenga su origen en los antiguos gremios de constructores del Medioevo; desconozco si es que aún se sigue haciendo. En él, el alumno bajo la tuición y protección de un maestro, ascendía progresivamente en grados según adquiría conocimientos y destrezas hasta lograr la maestría, grado máximo que le otorgaban y con el cual lo reconocían sus pares en virtud de su excelencia. Se reconocía su capacidad de realizar los trabajos de su gremio en forma autónoma y su capacidad de enseñar y de formar a los nuevos discípulos, para entregarles sin egoísmo ni temor a ser superado por ellos, las herramientas que los llevarían a ser nuevos maestros. Hoy, tus discípulos, los que hemos aprendido de ti, tus pares, los que hemos compartido tus labores, te reconocemos como Maestro de la Anestesiología de Chile.