Dr. Héctor J. Lacassie Quiroga
Rev. chil. anest. Vol. 43 Número 4 pp. 302-302|https://doi.org/10.25237/revchilanestv43n04.04|
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Queridos amigos: Tengo el honor de presentarles al Dr. José de la Fuente Ballesteros.
El Dr. José de la Fuente inició su carrera por la puerta ancha: fue uno de los tres mejores alumnos de su promoción y como tal pudo elegir libremente la especialidad que quería. Él eligió, a pesar del Decano de la Escuela de Medicina de la época, Anestesiología, que era una especialidad joven, poco reconocida, sin embargo, el Dr. De la Fuente tenía otra mirada y planes para su vida y por cierto para la especialidad.
Su formación continuó en EEUU, junto a maestros de la Anestesiología mundial como Harvey Shapiro, Ty Smith, Lawrence Saidman y otros. A su regreso a Chile, trajo consigo tecnología que para la época era disruptiva: un electrocardiógrafo, monitor que en ese momento era territorio absoluto de los cardiólogos. Esto, como muchos otros ejemplos, fueron parte de la visión de futuro que siempre ha tenido el Dr. de la Fuente. Dio la pelea para que fuera competencia de los anestesiólogos y lo logró. La Anestesiología rápidamente se constituyó en una especialidad que si bien es de apoyo, es imprescindible y respetada, no sólo en la Universidad sino que en el país y la región. Múltiples fueron los países latinoamericanos al que el Dr. de la Fuente fue invitado de honor como profesor y en más de una ocasión fue nombrado hijo ilustre de la ciudad visitada. La calidad se notaba desde los inicios de su exitosa carrera.
Su labor dentro de nuestra División de Anestesiología fue de dirección. Él fue en parte el gestor de la creación de ella y luego dirigiéndola como un Jefe respetado y admirado, rol que cumplió por 25 años, engrandeciéndola y nuevamente, con visión de futuro, formando nuevas generaciones para que lo sucedieran, cosa que él siempre promulgó y apoyó, sin la más mínima mezquindad, sino que por el contrario, como un genuino profesor universitario, apoyando a que sus discípulos lo superasen en conocimientos y habilidades, algo que siempre lo llenó de genuino orgullo.
No puedo dejar de mencionar la vez que hice consciente lo que es ser un profesor universitario y fue precisamente una breve conversación con “el Jefe”, como le hemos dicho toda la vida: Me dijo (no necesariamente con esas palabras, pero ciertamente es la idea): “…Héctor, un profesor universitario no es quien hace una clase o enseña técnicas, es quien crea, el que inventa cosas…” Ciertamente ha tenido claridad de lo que es un profesor. Su mirada es desde mucho más arriba que el resto, con una capacidad de ver toda la imagen claramente, lo que en su época de jefatura de Departamento era fácilmente reconocible por su visión de estadista, la que rindió muchos frutos.
Si tuviera que resumir brevemente su aporte a la Anestesiología Chilena, claramente fue darle respetabilidad a la especialidad. Siempre logró imponerse, no físicamente, lo que lograba fácilmente, sino que con inteligencia y sólidas argumentaciones que le dieron tantas victorias en su carrera.
Su inquietud intelectual no ha cesado, aún está muy interesado en seguir desarrollándose en áreas que antes no tuvo el tiempo de hacerlo. Hoy lo ha emprendido con la profundidad e intensidad que le caracteriza.
Sin embargo, su principal pasión ha sido ciertamente su familia: su compañera de toda una vida, Isabel, sus hijos José Pedro, Cristián y Francisca, y especialmente sus nietos, que ya son ocho, a quienes tenemos acá presentes acompañando al Tata en este importante reconocimiento.
No me queda más que agradecerle por todos estos años como mentor y modelo a seguir. El Dr. De la Fuente es un verdadero Maestro de la Anestesia y de la vida.
Dr. De la Fuente, ¡Muchas felicidades!
