Docencia, extensión e investigación en tiempos de Covid-19

Guillermo Lema F. 1

Información y Correspondencia
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1 Profesor División de Anestesiología, Pontificia Universidad Católica de Chile y Universidad Austral de Chile.

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©2020 El(los) Autor(es) – Esta publicación es Órgano oficial de la Sociedad de Anestesiología de Chile


Revista Chilena de Anestesia Vol. 49 Núm. 5 pp. 603-604|https://doi.org/10.25237/revchilanestv49n05-03
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Academic work during Covid-19


Para todos aquellas (os) que trabajamos en docencia de posgrado, extensión e investigación en el área de la anestesiología y dolor, estos tiempos han sido complejos.

La producción en diversas áreas académicas ha caído en forma muy importante. La literatura está copada con información y estudios acerca del Covid-19 desde hace más de cinco meses, empezando con el artículo de Chen N, et al. Lancet, 2020, que describe por primera vez el compromiso pulmonar (neumonía) de un grupo de pacientes infectados por este nuevo virus, en Wuhan, China. De ahí en adelante, múltiples “papers” con reportes en otros países, intentos de obtener resultados positivos para algunas drogas, diversos protocolos de tratamientos, intentos acelerados por producir vacunas en China, Rusia, UK, quizás otros, etc. La mayor parte en: JAMA, NEJM, LANCET, NATURE, para aquellos que deseen revisarlos.

Nuestra actividad académica se detuvo, en anestesiología sin lugar a dudas, y no solo en Chile, sino en la mayor parte de los países del mundo. Se detuvo como todo: actividad financiera, económica, educación, cultura, etc.

En forma rápida, hubo que desarrollar protocolos de atención específicos para estos pacientes, transformar espacios físicos, generar armamentarios de “posibles drogas o equipos necesarios” y, finalmente, algo que yo personalmente nunca había visto, transformar pabellones quirúrgicos en unidades de tratamiento intensivo y cubrir una gran parte de estos sectores con anestesiólogos.

La docencia tutorial, nuestro gran valor, prácticamente desapareció. Los residentes más entrenados debieron asumir funciones clínicas diversas, y aquellos más nuevos participaron en actividades clínicas, en los pocos pabellones en función y/o en actividades administrativas al igual que colegas de otras especialidades. Muchos de ellos fueron iniciados precozmente en la actividad clínica.

Las reuniones clínicas y de docencia se suspendieron, y aunque Zoom y otras plataformas aparecieron como posibles, no hubo tiempo ni docentes con la posibilidad de tomar estas actividades. Recién a fines de julio, muchos de nosotros hemos reiniciado algo de actividad docente online. La docencia tutorial, solo en la medida de lo posible.

La pregunta que me hago es ¿cuánto sufrirá la formación de nuestros futuros especialistas?

Es probable que muy poco. Los residentes han tenido la posibilidad de ver algo “nunca pensado ni imaginado”, y adquirir competencias en áreas y temas poco comunes. Las actividades de simulación se han fortalecido, generando aprendizaje, que de otras maneras habría demorado más tiempo. Los residentes tuvieron que avanzar más rápidamente en sus tareas, porque los docentes les dimos actividades clínicas en forma precoz y porque los docentes disponibles éramos pocos.

  • El tiempo entregará la respuesta, yo soy optimista.

Los cursos presenciales y Congresos, otra de nuestra forma de aprendizaje y socialización, también desaparecieron. Solo algunos temas: simulación, urgencias para procedimientos en pacientes Covid-19 fueron los únicos disponibles y solo vía online. Sin embargo, hubo mucha información acerca de manejos de pacientes críticos en UCI, unidades en las que solo una parte pequeña de los anestesiólogos trabajaba rutinariamente. Los seminarios online concentraron a muchos colegas y otros especialistas del área de la salud.

  • Fue una buena manera de aprender.

De ahora en adelante, y quizás por cuánto tiempo, la docencia teórica y extensión, al menos en anestesiología será de esta manera. ¿Mejor o peor? Tiendo a pensar que no será lo mismo que la docencia presencial, pero será mejor aprovechada por todos. Habrá mejor acceso a plataformas con contenidos de otras especialidades en Chile y de expertos a nivel mundial. Yo después de tanto tiempo haciendo anestesia (más de 40 años), en la tranquilidad de mi casa u oficina, tendré posibilidad de actualizarme en temas que queriéndolo o no han quedado en el pasado o, mejor dicho, en el olvido.

Sospecho, y con cierto fundamento, que la investigación clínica en anestesia se detuvo. Sin pacientes protocolizables, sin expertos disponibles, sin financiamientos para áreas no-Covid, los esfuerzos siempre escasos en esta área hubo que dejarlos en pausa. Quizás las ciencias básicas y aquellos trabajando con pacientes Covid-19 han podido avanzar y generar conocimiento. Interesante ver como una situación como la que estamos viviendo ha producido tal desbalance en nuestra productividad científica, pero al mismo tiempo una mayor cooperación entre distintas áreas del conocimiento.

  • Pero, pensemos también en aspectos positivos.

La relación entre el personal de salud cambió. Nuestra relación con los residentes y profesionales más jóvenes también.

Aprendimos que nuestros residentes también han enfrentado esta pandemia con temor, con miedo al contagio accidental, con desconocimiento de lo que vendrá, con mucho pánico al ver como pacientes jóvenes fallecen en los intensivos, con ansiedad por sus futuros laborales.

Nosotros, los docentes también. Miedo y temor a la enfermedad y la muerte. Aprendimos que algunos de nuestros residentes, también tienen factores de riesgo como para ponerlos en la primera línea. Aprendimos que tenemos residentes hipertensos, diabéticos, algunos con terapias inmunosupresoras u otras, desconocidas para muchos de nosotros.

Aprendimos que nuestra relación profesional debe ser mejor, no solo en nuestra manera de enseñar, sino también en áreas humanas que muchas veces desconocemos. Lo mismo es válido para nuestros docentes más jóvenes, muchas veces anónimos en su vida personal.

Son lecciones que debemos aprender, de lo que hemos vivido y de lo que vendrá. Lamentablemente no sabemos por cuánto tiempo.

Einstein dijo “…la distinción entre pasado presente y futuro es solo una ilusión obstinadamente persistente”.

Que mejor definición para lo que estamos viviendo. Pasado, presente y futuro, todo casi en un mismo momento.

Este ha sido un desafío mayor y distinto al mismo tiempo. Estoy seguro que todos nosotros, y nuestros residentes en particular, aprenderán de esta situación mucho más de lo que nos imaginamos.

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