Matías Ezequiel Olózaga 1 , Paula Manso 2 , María Carolina Cabrera Schulmeyer 3 , Camila González 4
Rev. chil. anest. Vol. 43 Suplemento 1 pp. 201-213|doi:
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Introducción
La anestesia para la reparación de cardiopatías congénitas es un verdadero desafío para el anestesiólogo. La ecocardiografía transesofágica (ETE) es una herramienta de diagnóstico anatómico y del estado hemodinámico, útil y segura. Durante el intraoperatorio, previo a la circulación extracorpórea, la ETE permite la reconfirmación de la anatomía y el plan quirúrgico. En el manejo de la hemodinamia permite evaluar la volemia y utilizar los fármacos anestésicos y drogas vasoactivas de acuerdo a la contractilidad miocárdica. Además permite confirmar la posición del catéter venoso central. Luego en la etapa posterior a la circulación extracorpórea permite diagnosticar la presencia de aire, evaluar la calidad de la reparación e identificar defectos residuales.
Objetivo General
Presentar la utilidad de la ETE pediátrica en cardiopatía congénita.
Material y Métodos
De manera prospectiva, se ingresaron a este estudio todos los casos de pacientes pediátricos propuestos para reparación de defectos congénitos entre septiembre de 2013 y septiembre de 2014. Se incluyeron niños por sobre 5 kilos con consentimiento informado de sus padres. A la llegada al quirófano se les monitorizó de manera no invasiva y se realizó inducción para anestesia general, basada en halogenados, fentanilo y un relajante muscular. A todos se les instaló línea arteria y catéter venoso central. Luego se introdujo la sonda para ETE suavemente.
Resultados
Sesenta pacientes fueron estudiados, 28 género masculino y 32 género femenino, su edad promedio fue de 6,803 años (rango 2 meses a 6 años) y peso promedio de 12,01 kg (rango de 5,3 a 21 kg). Los diagnósticos intraoperatorios fueron, CIV en 11 casos (18,33%), estenosis subaórtica en 9 casos (15%), CIA en 8 casos (13,33%), ventrículo único en 5 casos (8,3%) y atresia pulmonar con CIV en 2 casos (3,33%). En 95% de los casos la ETE fue útil para confirmar el diagnóstico preoperatorio y en un 5% para cambiar el diagnóstico quirúrgico y así el tipo de cirugía a realizar. En 15% se utilizó para reposicionar el catéter venoso central. En el 51% se estimó que hubo cambios en el plan anestésico debido a los hallazgos del ETE. Al separar al paciente de circulación extracorpórea la ETE fue útil para guiar la volemización (65%), detectar la presencia de aire (33%) e indicar el inicio de inótropos (22%) y fue fundamental al momento de evaluar el resultado de la reparación en el quirófano. En tres casos (5%) se detectó un nuevo diagnóstico que requirió de un cambio en la conducta quirúrgica y en 3 pacientes (5%) fue necesario el reingreso a circulación extracorpórea. No se registraron complicaciones con el uso de la ETE durante.
Conclusiones
Se demostró la alta utilidad y seguridad de ETE. Dado que en más del 90% de los casos hubo cambios tanto en el diagnóstico como en el manejo terapéutico. Se recomienda realizar cirugía de cardiopatía congénita con ETE y ojala su uso se transformara en rutina, ya que genera seguridad tanto para el anestesiólogo como para el cirujano.