José Guzmán O. 1
Rev Chil Anest Vol. 39 Núm. 2 pp. 116-124|doi:
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Las complicaciones derivadas del manejo de la vía aérea representan la principal causa de morbi-mortalidad materna de origen anestésico 1 . No se trata sólo de intubación difícil y/o aspiración de contenido gástrico, sino también broncoespasmo, depresión respiratoria y trauma de la vía aérea, causas que han cobrado mayor importancia relativa en los últimos años 2 .
Se entiende por intubación difícil en obstetricia a la imposibilidad de intubar durante el tiempo de relajación dado por una dosis de succinilcolina o bien al fracaso de dos buenos intentos 3 .
Se estima que la incidencia de intubación difícil en el embarazo se ha mantenido cercana a 1:300 anestesias generales en las últimas tres décadas. Gracias a que el porcentaje de anestesia regional ha aumentado a cifras cercanas al 90-95% de las cesáreas, el número absoluto de complicaciones en el manejo de la vía aérea ha disminuido significativamente, con la consiguiente caída en la mortalidad materna asociada.
Llama la atención que la incidencia de intubación difícil en obstetricia es 8 veces mayor que en la población general, aún cuando las embarazadas en su mayoría son mujeres jóvenes y sanas. La explicación para esta paradoja se debe en parte a la definición de vía aérea difícil en obstetricia y a las circunstancias en que ocurre. Suele presentarse en el contexto de una emergencia, ya sea por un sufrimiento fetal agudo o una complicación materna, y en horarios inhábiles, con anestesiólogos sin competencias específicas en el manejo de vía aérea difícil (en ocasiones sólo se cuenta con médicos en formación o con personal no médico a cargo) 4 – 9 .
Factores fisiopatológicos del embarazo, involucrados en la vía aérea difícil
Varios cambios fisiopatológicos que ocurren en el embarazo lo convierten en una situación única, que potencialmente afecta el manejo de la vía aérea.
La vascularización de la vía aérea superior está aumentada, convirtiendo a la mucosa en un tejido más friable, lo que hace poco recomendable la intubación nasal o múltiples laringoscopias, ya que el edema y hemorragia resultantes complican aún más la situación.
El Mallampati empeora progresivamente a medida que avanza la edad gestacional, alcanzando su grado máximo durante el parto y el puerperio inmediato. Por lo general aumenta en uno o dos grados, especialmente en pacientes con preeclampsia, HELLP o politransfusión por hemorragia obstétrica 10 – 13 . Este aumento en el Mallampati se debe principalmente a edema, pero en ocasiones también contribuye el aumento de grasa del embarazo.
Edema laríngeo: éste generalmente se asocia al síndrome hipertensivo del embarazo complicado, aunque esta entidad no está lo suficientemente estudiada y se desconoce su magnitud e incidencia 14 – 17 (esto obliga a tener siempre disponible un bougie y tubos orotraqueales de menor diámetro).
El aumento de volumen abdominal, junto a la posición supina, disminuyen la capacidad residual funcional entre un 20 y un 30%. Paralelamente existe un metabolismo acelerado, que aumenta la ventilación minuto en un 50% y el consumo de oxígeno en un 20% 18 . Estas condiciones explican la baja tolerancia de la embarazada a la apnea. Previa oxigenación, se cuenta con aproximadamente 3 minutos para lograr la intubación, luego de lo cual sobreviene una abrupta desaturación. Tres estudios de McClelland 19 – 21 efectuados en modelos de simulación, permitieron confeccionar las curvas de saturación de oxígeno en apnea, dependiendo de la forma de preoxigenar y de la presencia o no de morbilidad materna. El estudio demuestra que la paciente obesa mórbida en trabajo de parto es quién tolera el menor tiempo de apnea (tan sólo 1 minuto y medio).
Los cambios en el sistema gastrointestinal también son de importancia y tienen implicaciones clínicas. Especialmente en el tercer trimestre, el vaciamiento gástrico para sólidos está retardado, existe una mayor producción de ácidos y un mayor volumen gástrico 22 – 25 , con disminución de la presión del esfínter gastroesofágico inferior y aumento del reflujo 26 . Estos problemas son acentuados durante el trabajo de parto y aún más por la anestesia regional con opiáceos 27 – 28 , por lo que estas pacientes deben ser consideradas con “estómago lleno” y se les debe intubar con secuencia rápida y maniobra de Sellick. El vaciamiento gástrico para líquidos claros no está retardado 29 – 30 y aquellas pacientes programadas para una cesárea electiva, pueden recibir líquidos claros hasta dos horas antes de la cirugía 31 .
Factores críticos que inciden en un adecuado manejo de la vía aérea difícil
1. Competencias del equipo de salud. La falta de competencias en el manejo de la vía aérea es un común denominador en las complicaciones 32 – 35 . Es necesario que la anestesia esté a cargo de un anestesiólogo certificado, que haya aprobado un curso teórico práctico en vía aérea difícil y que idealmente posea experiencia en el manejo de obesos mórbidos, ya que fisiopatológicamente se asemejan a la embarazada. La capacitación debe ser extensiva al personal de apoyo, con el fin de prepararlos para actuar adecuadamente ante una emergencia obstétrica que requiera anestesia general.
2. Equipamiento y monitorización. Los pabellones de maternidad suelen ser los menos equipados. Normalmente tienen máquinas de anestesia antiguas y carencia de equipamiento para manejo de vía aérea. Se debe contar con un carro de intubación difícil en sus pabellones y cada uno de ellos debe estar equipado con capnógrafo y oxímetro de pulso. La máquina de anestesia y el sistema de aspiración deben estar permanentemente listos para una emergencia 36 .
3. Unidades de recuperación adecuadamente equipadas, con anestesiólogo, enfermeras y técnicos paramédicos con experiencia en la paciente de alto riesgo obstétrico. A esta unidad deben ingresar las pacientes sometidas a cesárea o con un parto vaginal complicado.
4. Respeto de normas y protocolos. Cuando se han analizado las complicaciones, con frecuencia se encuentra que no se han seguido los protocolos existentes o bien estos no existían o no habían sido adecuadamente difundidos. Las normas son una herramienta importante para lograr un manejo coherente y consistente de situaciones críticas y favorecen la evaluación y mejora continua del desempeño del equipo de salud. Se deben implementar políticas de calidad y seguridad que apunten a mejorar la cultura organizacional 37 en esos aspectos.
5. Evitar la anestesia general innecesaria. Actualmente la principal indicación de anestesia general es el fracaso de la anestesia regional o una emergencia extrema materna y/o fetal. Se debe tener especial cuidado que el catéter peridural funcione adecuadamente. El fracaso de la anestesia regional es más frecuente en pacientes con: escoliosis, obesidad, parestesias en la inserción del catéter, canulación vascular, analgesia insatisfactoria en la primera etapa del trabajo de parto, lateralización o presencia de “ventanas” analgésicas, etc. Por esta razón, se debe evaluar el bloqueo sensitivo-motor y procurar que el catéter esté siempre en condiciones de entregar una anestesia satisfactoria para una eventual cesárea de urgencia.
6. Profilaxis de aspiración de contenido gástrico. Se recomienda dar profilaxis antiácida a aquellas pacientes con mayor probabilidad de presentar un sufrimiento fetal agudo como retardo del crecimiento intrauterino (RCIU), síndrome hipertensivo del embarazo (SHE), oligohidroamnios, alteración basal del registro, y dar sólo líquidos claros a pacientes que se encuentren en trabajo de parto.
7. Por último, es necesario recordar que la incidencia de obesidad mórbida sigue en aumento y suele asociarse a preeclampsia, mayor tasa de cesáreas, dificultad y fracaso de la anestesia regional, intubación difícil y mayor morbi-mortalidad, tanto obstétrica como neonatal 38 – 39 .
Recomendaciones
No existen en la actualidad recomendaciones específicas para el manejo de vía aérea difícil en obstetricia. Las que se presentan a continuación (Figura 1) están basadas, en parte, en las dadas por la “Difficult Airway Society” el 2004 41 , en el capítulo de “intubación difícil no anticipada, en paciente no obstétrico y en inducción de secuencia rápida por estómago lleno”.
Frente a una vía aérea difícil anticipada, lo recomendable es efectuar una intubación vigil con fibrobroncoscopio, pero en el contexto de una emergencia obstétrica, pocas veces se dispone del tiempo requerido por esta técnica, por esta razón son escasos los reportes de esta situación 42 .
Figura 1 Algoritmo de Intubación difícil no anticipada en embarazada con estómago lleno.
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1. Pre-oxigenación:
Idealmente se debe intubar durante el período de apnea y antes de que la saturación baje de 95%. Para esto es necesario pre-oxigenar y “denitrogenar” durante 2 a 3 minutos 19 o un promedio de 7 capacidades vitales 43 . Si se extrapola la experiencia en obesos, la pre-oxigenación en posición sentada y/o un con un catéter nasofaríngeo de oxígeno a 5 l· min-1, pueden otorgar un mayor tiempo de oxigenación durante la apnea. Esta técnica sería de especial utilidad en una obesa mórbida embarazada 44 , 45 .
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2. Inducción e intubación de secuencia rápida:
Esta técnica está recomendada, en general, en toda embarazada 46 , 47 , ya que se considera que tiene estómago lleno, desde fines del primer trimestre hasta las primeras horas del puerperio, especialmente cuando está en trabajo de parto 48 – 51 . La excepción sería aquella cesárea electiva, con ayuno, que ha recibido bloqueadores H2 y algún pro-quinético 31 . El uso de opiáceos permite mejorar las condiciones de intubación y disminuir la respuesta hemodinámica a la laringoscopia, pero agrega el riesgo de depresión respiratoria fetal, el que es transitorio con remifentanyl en dosis de 1 a 2 µg·kg-1·min-1 IV 52 – 56 . Puede utilizarse también fentanil en dosis de 2 µg·kg-1 IV.
Como hipnótico, el propofol sería el más apropiado 57 (2 mg·kg-1 IV), aunque dependiendo de las circunstancias se puede utilizar otro, como por ejemplo tiopental 4 mg·kg-1 IV, sin inconvenientes.
Como relajante muscular clásicamente se ha recomendado el uso de succinilcolina, en dosis de 1 mg x kg iv, pero últimamente se ha observado (en pacientes no embarazadas) que dosis de 0,6 mg otorgan condiciones aceptables de intubación (especialmente si están asociados a opiáceos) con la ventaja de una recuperación más rápida de la ventilación espontánea 58 – 61 . Esto es importante cuando se requiere despertar a la paciente por fracaso de la intubación y/o ventilación. También se ha demostrado que el uso de 6 mg IV de efedrina en la inducción, acorta significativamente la latencia del relajante muscular tanto de succinilcolina como rocuronio 62 – 66 . Este último, en dosis de 0,4 a 0,6 mg·kg-1 IV, asociado a efedrina, puede dar condiciones aceptables de intubación al minuto (no se debe pretender la anulación de la respuesta al estimulador de nervio periférico). Con la introducción de sugammadex 67 se ha cuestionado el uso de succinilcolina 68 , ya que ahora es posible utilizar dosis más altas de rocuronio sin el miedo de no poder revertir. El tiempo de reversión dado por sugammadex es menor al espontáneo de la Succinilcolina 69 .
La maniobra de Sellick ha estado cuestionada durante varios años 70 – 73 , argumentándose que no evita la aspiración 74 , que no más de un 30% de los médicos la realizan en forma apropiada, que deforma la glotis 75 , dificultando la ventilación y/o intubación, y que el cartílago cricoides no comprime bien el esófago ya que éste no suele estar en la línea media 76 . Nuevos estudios, la prudencia y el tiempo, han inclinado nuevamente la balanza hacia la maniobra de Sellick 77 , y una reciente investigación con RNM mostró que el cricoides comprime la parte distal de la hipofaringe y éste sería el sitio sobre el que se actúa, y no el esófago 78 . Otro estudio aleatorio no encontró más fracaso de intubación aplicando la maniobra de Sellick 79 . Por último, se ha visto que la eficacia de la compresión cricoídea mejora ostensiblemente con el entrenamiento en modelos de simulación 80 , 81 . En resumen, la recomendación de aplicar la maniobra de Sellick sigue vigente (a pesar de sus defectos), requiere capacitación y se debe ejercer a 30 Newton (N) para evitar el reflujo gástrico. En el caso de deformación glótica se sugiere utilizar un bougie o liberar presión para facilitar la intubación.
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3. Laringoscopia:
La mayor parte de las pacientes (más del 90%), pueden ser intubadas sin mayor dificultad con una hoja Macintosh y este porcentaje aumenta cuando se utiliza la maniobra de BURP (o una manipulación externa) y/o uso de un bougie. La hoja Miller o McCoy en ocasiones pueden ser de utilidad, pero su rendimiento es relativamente bajo, por lo que su uso es restringido y reservado a aquellos anestesiólogos que tengan experiencia con tales hojas y el escenario laringoscópico lo amerite.
Las pacientes con laringoscopias grado I, II y IIIa 82 pueden ser intubadas sin mayor dificultad en uno o dos intentos. El problema ocurre cuando se enfrenta una laringoscopia grado IIIb o IV, que se asocia a múltiples intentos, mayor tiempo y una tasa de éxito menor al 50%. En esta situación se debe decidir si es conveniente hacer más de dos intentos. En la esfera no obstétrica, en un paciente con estómago vacío y facilidad de ventilación con mascarilla, se puede intentar la intubación con un videolaringoscopio, Fastrach con o sin fibrobroncoscopio o fibroscopia rígida (por ejemplo, Bonfils) o flexible. Pero en el ambiente obstétrico lo más probable es que no sea posible este lujo, ya sea por carecer de los equipos o porque la emergencia exige una resolución inmediata. Por estas razones una alternativa frente a una laringoscopia grado IIIb o IV y en el contexto de una emergencia, es avanzar el bougie a esófago y utilizarlo para guiar una máscara laríngea ProSeal o Supreme (el bougie se introduce por el canal gástrico de dichas máscaras). Esta maniobra permite el éxito al primer intento en el 99% de las pacientes, junto a un excelente posicionamiento de la máscara laríngea 83 – 88 .
Probablemente en el futuro, el videolaringoscopio sea la primera opción para el manejo de una vía aérea difícil no anticipada en que han fracasado un par de intentos, siempre y cuando se tenga el recurso disponible en forma inmediata. Hasta ahora se han comunicado algunos casos de intubación difícil manejados exitosamente con Glidescope y Airtraq 89 – 90 .
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4. Rol de las máscaras laríngeas en anestesia obstétrica:
Hasta hace algunos años era impensable utilizar una máscara laríngea en una cesárea electiva, hasta que el trabajo de Han y Brimacombe con más de 1.000 pacientes rompió este paradigma 91 – 92 . El desarrollo de nuevas máscaras, en especial ProSeal y posteriormente Supreme 93 – 97 , que cuentan con un canal de aspiración gástrica, un mejor sello glótico y de hipofaringe, semejante al que confiere la maniobra de Sellick, han permitido su utilización en cesáreas con un grado de confiabilidad aceptable. (Figuras 2 a 5). Cuando una máscara laríngea ProSeal está bien posicionada el riesgo de aspiración de contenido gástrico es mínimo 98 – 106 .
Figura 2 Cesárea de urgencia en paciente con HELLP y Mallampati IV, con LMA ProSeal.
Figura 3 Cesárea de urgencia en paciente con HELLP y Mallampati IV, con LMA ProSeal.
Figura 4 LMA Supreme en cesárea de urgencia.
Figura 5 LMA Supreme en cesárea de urgencia.
En la actualidad, lo más aceptado es utilizar LMA ProSeal en el caso de una intubación fracasada y existen varios reportes de esta situación 107 – 110 . Esta máscara ha demostrado su utilidad incluso en pacientes con obesidad mórbida, confiriendo un sello glótico que supera los 30 cm de H2O 111 – 112 . Una operación cesárea no debiera ofrecer problema en ser manejada íntegramente con esta máscara. Si en opinión del anestesiólogo tratante, es más seguro y apropiado intubar a la paciente, y si el tiempo y el recurso está disponible, puede intubar a través de la máscara ProSeal con un fibrobroncoscopio igual o menor a 3,7 mm de diámetro ayudado por un catéter de Aintree 113 – 114 . Debido al diseño de la máscara, la intubación a ciegas no está recomendada por su alta tasa de fracaso y debiera utilizarse una LMA Fastrach.
Finalmente, el escenario de no poder intubar y no poder ventilar (considerando el fracaso de LMA ProSeal guiada por bougie) es rarísimo y en este caso está recomendado el acceso percutáneo infraglótico, en especial la inserción de un catéter transcricoídeo y ventilación jet, o una cricotirotomía percutánea 115 – 116 .
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