Loreto Muñoz B. 1
Rev Chil Anest Vol. 40 Núm. 3 pp. 187-191|doi:
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Para quienes hacemos frecuentemente anestesia regional y gustamos de ella, puede parecer innecesario justificar su uso, pero hoy en día no es suficiente que algo nos guste, que sea más entretenido o que nos parezca una forma bonita de aliviar el dolor. El ejercicio de la anestesia nos exige también trabajar en base a riesgos aceptables, mejoría en los resultados y en muchos casos, contención de costos. Y no sólo importa nuestro punto de vista o el del paciente, sino que también debemos tener en cuenta la perspectiva del cirujano, del personal de salud que trabaja en contacto directo con nuestro paciente y la del sistema de salud que soporta su cuidado médico.
Al escribir este artículo nos planteamos varias preguntas y son probablemente las mismas que ustedes se han planteado durante su práctica:
¿Ha permitido la anestesia-analgesia regional disminuir el dolor postoperatorio de nuestros pacientes?, ¿ha logrado disminuir el uso de opioides y sus efectos adversos? Si esto fuese efectivamente así, ¿la disminución del dolor ha tenido algún efecto sobre el resultado?, ¿ha mejorado la rehabilitación o la satisfacción de los pacientes? ¿y cuál ha sido el costo?
Mucho se ha investigado sobre la analgesia epidural y sus efectos fisiopatológicos y clínicos. Sin embargo, no ha sido fácil reunir evidencia de buena calidad. Hemos debido recurrir a meta-análisis y revisiones sistemáticas para poder sacar conclusiones basadas en trabajos bien diseñados y casuísticas adecuadas.
Finalmente, hoy disponemos de información para afirmar que los pacientes de alto riesgo, sometidos a cirugías de alto riesgo, particularmente gran cirugía vascular, sí se benefician del uso de la epidural torácica, mostrando una reducción en la morbilidad cardiovascular (menor riesgo de infarto al miocardio) y de las complicaciones postoperatorias respiratorias, cuando se les compara con un grupo que ha recibido analgesia sistémica.
Pero la práctica de la anestesia regional ha cambiado en los últimos años. Se han desarrollado técnicas quirúrgicas menos invasivas, se han incorporado las heparinas de bajo peso molecular en la prevención de la patología tromboembólica peri-operatoria, ha aumentado el interés (y la necesidad) por la cirugía ambulatoria lo que ha contribuido a que nos inclinemos un poco más hacia el uso de la anestesia y analgesia regional periférica. Por eso, en este artículo se revisará más allá de la analgesia epidural y del paciente de alto riesgo, incorporando en el análisis a la analgesia regional periférica y al paciente traumatológico y ortopédico habitual, sin excluir al de riesgo intermedio o bajo y al paciente ambulatorio.
Comencemos por la pregunta que parece más evidente:
¿Permite realmente la anestesia regional disminuir el dolor postoperatorio y los efectos adversos atribuibles a opioides?
La mayoría de los anestesiólogos tienen la impresión que el uso de fármacos neuroaxiales y regionales periféricos permite mejorar la analgesia postoperatoria cuando se compara con analgesia endovenosa, pero sabemos que las impresiones no son suficiente. Una vez más, los trabajos individuales suelen carecer de un número de pacientes suficiente para demostrar diferencias significativas. En este contexto el estudio de los meta-análisis y revisiones sistemáticas constituye una importante fuente de información.
Richman y Liu 1 publicaron en 2006 un interesante meta-análisis respecto de la eficacia de los catéteres de nervio periférico y sus efectos adversos al compararlos con analgesia basada en opioides. Este meta-análisis incluyó 19 trabajos prospectivos y aleatorizados, con grupo control, abarcando un total de 603 pacientes, sometidos a cirugía de extremidad superior (40%) o inferior (60%).
Para la extremidad inferior los catéteres fueron principalmente femoral y de plexo lumbar, con un 51% del n total. Para catéteres de extremidad superior el más frecuente fue el interescalénico, con un 35% del n total. Para facilitar el análisis las diferentes infusiones utilizadas a través de los catéteres de nervio periférico fueron consideradas equivalentes y lo mismo se hizo con los opioides utilizados (tipo, vía y frecuencia de administración utilizada). Se observó que los catéteres de nervio periférico otorgaron una mejor analgesia que los opioides orales o endovenosos, en todos los tiempos de medición (hasta las 72 horas), mostrando diferencias de EVA (dolor medido por escala visual análoga) de hasta 2-3 puntos a favor de los catéteres, tanto para EVA máximo como para EVA promedio, independiente de la ubicación anatómica del catéter. Los pacientes de los grupos tratados con catéteres usaron menos opioides en las primeras 48 horas y mostraron claramente menos sedación, menos náuseas o vómitos postoperatorios y menos prurito que los pacientes de los grupos tratados con opioides. El principal efecto adverso observado en el grupo opioides fue la sedación, que alcanzó un 50%, el doble que para el grupo catéter. También se observó náuseas o vómitos en casi un 50% de los pacientes del grupo opioides, más del doble que en el grupo catéter y prurito en un 26%, más del doble que en el grupo catéter. No hubo complicaciones mayores. El principal efecto adverso en el grupo de pacientes con catéter de nervio periférico fue el bloqueo motor, observado en aproximadamente 30% de los pacientes, porcentaje que sin embargo, es menor que cuando se usa bloqueo de inyección única. Los pacientes con catéter mostraron mayor satisfacción en los cuatro trabajos en que esta fue medida. Finalmente, el uso de analgesia a través de catéter no fue más caro, sino un poco más barato (aproximadamente 10 dólares) al considerar el ahorro en tratamiento de náuseas y vómitos.
Dentro de la cirugía de extremidad inferior, la artroplastía total de rodilla nos llama la atención por ser una de las que tiene mayor requerimiento analgésico. Paul 2 publicó el año 2010 un meta-análisis sobre trabajos comparando para esta cirugía la eficacia relativa de tres formas diferentes de analgesia: analgesia controlada por el paciente (PCA) con opioides endovenosos, analgesia epidural y bloqueo femoral.
Los 23 trabajos incluidos en el meta-análisis evaluaron consumo de opioides, scores de dolor, efectos adversos por opioides, rango de movimiento articular de la rodilla, duración de la hospitalización y satisfacción del paciente. También se buscó en forma dirigida si el resultado del bloqueo femoral mejoraba al hacerlo continuo o con la adición de bloqueo ciático. El meta-análisis evidenció que el bloqueo femoral, ya sea como inyección única (seguida de PCA de morfina) o continuo, con o sin bloqueo ciático, fue superior a la PCA de morfina sola en términos de analgesia postoperatoria. Los pacientes con bloqueo femoral tuvieron menos dolor y menos náusea que los pacientes tratados con PCA de morfina. No se encontró diferencias para los otros parámetros evaluados; tampoco información destacable en relación con los grupos tratados con analgesia epidural.
En suma, la información de la que disponemos nos muestra que la analgesia regional, neuroaxial y periférica, sí permite disminuir el dolor postoperatorio y los efectos adversos atribuibles a opioides.
¿El uso de anestesia-analgesia regional ha permitido mejorar la rehabilitación funcional en nuestros pacientes?
En relación con los resultados postoperatorios, lo primero que se nos viene a la mente es la situación funcional del paciente a largo plazo. Pero, ¿por qué podría una intervención tan corta como la anestesia producir un cambio en este resultado?
Luego de una cirugía, la falta de movilización de la articulación puede llevar a rigidez, contractura capsular y atrofia muscular, retardando o impidiendo la recuperación funcional.
La rehabilitación precoz y relativamente agresiva se ha correlacionado con un mejor resultado de movilidad articular a largo plazo. Esto ha llevado al uso de movilizadores continuos pasivos y la realización de kinesioterapia precoz, incluso en la sala de recuperación de anestesia. Esta agresiva y precoz rehabilitación implica necesariamente la aparición de dolor, mayor al que existe cuando se le permite al paciente mantener la articulación fija y en un ángulo que le da mayor compliance, pudiendo llegar a ser el dolor francamente severo. Esto ha creado un escenario de mayor requerimiento de analgesia en el postoperatorio inmediato.
Si consideramos que la anestesia regional sí nos permite lograr efectivamente una mejor analgesia postoperatoria, ésta mejor analgesia podría facilitar la kinesioterapia de los primeros días, permitiendo que sea más precoz, más intensa y que los rangos articulares alcanzados sean más amplios que si el paciente tiene dolor importante.
Existen algunos estudios bien diseñados que nos pueden ayudar a contestar esta pregunta. Singerlyn 3 , en 1998, publicó un trabajo en que comparaba la analgesia post-operatoria y la rehabilitación tras artroplastía total de rodilla en tres grupos de pacientes: aquellos tratados con PCA de morfina, epidural lumbar y bloqueo femoral continuo. Todos los pacientes comenzaron kinesioterapia postoperatoria en forma precoz y tuvieron movilizadores pasivos durante las primeras 48-72 horas. Se observó que los pacientes tratados con PCA de morfina presentaron más dolor en todos los tiempos y consumieron más opioides que aquellos con analgesia regional. Los pacientes con bloqueo femoral continuo y analgesia epidural lograron mejor flexión de rodilla desde el primer día postoperatorio hasta el alta, incluso hasta las 6 semanas, sin que hubiese diferencia evidente a los 3 meses. El grupo de pacientes tratados con PCA de morfina requirió más días para lograr criterios de alta (flexión 90 grados de rodilla) y hubo más pacientes en este grupo dados de alta sin cumplir con tal criterio. La hospitalización fue además prolongada en este grupo (4-5 días extra). Los pacientes con bloqueo femoral continuo presentaron menos efectos adversos que los pacientes con analgesia epidural (retención urinaria).
Un año después, en 1999, Capdevila 4 publicó un estudio que evaluó el efecto de las mismas tres técnicas analgésicas (analgesia epidural, bloqueo femoral continuo y PCA de morfina) en el resultado funcional y la duración de la hospitalización en cirugía mayor de rodilla, esta vez incorporando pacientes sometidos a artrolisis de rodilla y artroplastía total de rodilla. Todos los pacientes fueron sometidos a movilización pasiva desde el primer día del post-operatorio, por 10-12 horas diarias, y siguieron un protocolo específico de rehabilitación con el fin de lograr movilidad articular, fuerza muscular (cuádriceps) y buena función motora de la extremidad. Los pacientes manejados con analgesia regional (grupo bloqueo femoral y analgesia epidural) tuvieron menor dolor de reposo y dinámico (durante el uso del movilizador) que los pacientes manejados con PCA de morfina. Estos pacientes mostraron también mejores resultados de rehabilitación que el grupo PCA, a las 24 horas, 48 horas y al alta. Los tiempos de estadía en el centro de rehabilitación para lograr los criterios de alta (rangos articulares) fueron más cortos en los grupos de analgesia regional que en el grupo PCA de morfina (10 días menos). Sin embargo, no hubo diferencia al mes y tres meses.
En suma, la analgesia regional permitió mejor y más precoz rehabilitación y permitió dar alta precoz.
Al analizar las técnicas regionales entre sí, los pacientes con bloqueo femoral continuo tuvieron menos efectos adversos que aquellos con analgesia epidural (retención urinaria, hipotensión).
Macfarlane 5 , unos diez años más tarde, buscando números mayores de pacientes y en un contexto más contemporáneo realizó una revisión sistemática de aquellos trabajos publicados entre los años 1990-2008 que comparaban anestesia y analgesia regional versus anestesia general y analgesia sistémica para artroplastía total de rodilla. Incluyó trabajos que tuvieran como outcome primario dolor, efectos adversos por opioides, duración de la hospitalización y de la rehabilitación entre otros (volveremos más adelante sobre este trabajo). Encontró 28 trabajos, 11 de los cuales aportaban evidencia de tipo I (alta calidad), suficiente para demostrar que la anestesia y analgesia regional es superior a la sistémica en reducir el dolor y el consumo de morfina post-operatorio, además de los efectos adversos atribuibles a opioides. La analgesia regional también permitió un alta más temprana y una mejor rehabilitación que la analgesia sistémica.
Si miramos dentro de los grupos tratados con analgesia regional, una vez más la analgesia epidural muestra una calidad de analgesia comparable a la entregada por el catéter de nervio periférico, con un perfil menos favorable de efectos adversos, en este caso, mayor hipotensión.
La cirugía mayor de hombro es otra fuente potencial de dolor severo en el período postoperatorio, en que la rehabilitación precoz es fundamental para el resultado de la cirugía.
Ilfield 6 , en 2005, publicó un trabajo retrospectivo evaluando los rangos articulares (elevación y rotación externa) logrados en el primer día postoperatorio de la artroplastía total de hombro, comparando pacientes manejados con infusión de anestésicos locales a través de un catéter de nervio periférico interescalénico con pacientes manejados con opioides endovenosos. Más allá de las limitaciones propias del diseño del estudio, observó un notable e indiscutible aumento en los rangos articulares logrados por los pacientes manejados con analgesia regional continua, los cuales atribuyó al buen manejo analgésico.
Tres años más tarde, Hofmann-Kiefer 7 , esta vez en un trabajo prospectivo y aleatorizado evaluó el efecto de la analgesia regional periférica (a través de catéter interescalénico) en la rehabilitación precoz, comparándola con analgesia endovenosa con opioides en pacientes sometidos a cirugía abierta acromio-clavicular o de reparación de manguito rotador. Si bien el dolor en reposo y durante la rehabilitación fue significativamente mejor manejado, no observó diferencias entre los grupos en fuerza o rangos articulares máximos logrados en el postoperatorio en este grupo de pacientes en particular.
Respondiendo entonces a la pregunta que nos formulamos, estamos en condiciones de decir que el uso de analgesia regional en el postoperatorio sí ha permitido mejorar la rehabilitación y la funcionalidad precoz en nuestros pacientes, con especial atención a aquellos sometidos a gran cirugía de rodilla. Y que probablemente para cirugías localizadas en otras articulaciones aún requerimos de más trabajos para tener mayor evidencia.
Aunque el aporte que hemos visto está demostrado en la rehabilitación precoz y no parece prolongarse más allá de los tres o seis meses, no hay que olvidar que el primer período postoperatorio podría tener un rol importantísimo en evitar la rigidez 8 y los cuadros de dolor regional complejo, que aunque poco frecuentes, son devastadores para la evolución de nuestro pacientes.
¿Ha tenido la anestesia-analgesia regional algún impacto en la morbi-mortalidad peri-operatoria de los pacientes sometidos a cirugía traumatológica?
Los resultados postoperatorios no pueden limitarse a la buena o mala evolución funcional de una articulación. Evidentemente existen eventos que producen un impacto en el paciente como las complicaciones postoperatorias y sin duda, la muerte.
Existe muy poca evidencia teórica y no existen trabajos randomizados y controlados, adecuadamente diseñados, que muestren que la analgesia regional (tanto periférica, como neuroaxial) afecte la mortalidad perioperatoria en forma significativa.
En 2009, Hu 9 , publicó un meta-análisis de trabajos comparando anestesia regional y general en reemplazo total de cadera y rodilla. Dentro de los pacientes de reemplazo de cadera, el grupo anestesia regional mostró reducción en la necesidad de transfusión, la que sin embargo, puede explicarse porque ese grupo tuvo presiones arteriales intraoperatorias significativamente menores y no por un efecto protector de la anestesia regional. No observó diferencias significativas en los otros outcomes estudiados. Cabe destacar que la diferencia en eventos tromboembólicos que pudo presentarse, desapareció cuando se comenzó a utilizar profilaxis con heparina de bajo peso molecular, es decir, con nuestra práctica actual.
Macfarlane 5 , en la revisión sistemática publicada en el mismo año, que citamos previamente, comparando anestesia y analgesia regional versus anestesia general y analgesia sistémica para artroplastía total de rodilla buscó dentro de los objetivos primarios la mortalidad, morbilidad cardiovascular, trombosis venosa profunda, embolía pulmonar, sangrado y alteraciones cognitivas. Sólo encontró estos eventos estudiados como objetivo secundario y la escasa evidencia de tipo II encontrada no mostró diferencia entre analgesia regional y sistémica para estos eventos.
Algo similar se desprende de la revisión sistemática de Liu 10 publicada en el año 2007, que no encontró evidencia suficiente hasta la fecha para sugerir o negar que el uso de analgesia regional mejore la morbimortalidad en un grupo mixto de cirugías.
En suma, en la práctica clínica actual no existe evidencia que demuestre diferencia en morbimortalidad perioperatoria atribuible al uso de anestesia regional en cirugía traumatológica.
¿Aumentan significativamente los costos al hacer analgesia regional?
La implementación de una adecuada analgesia regional continua implica el uso de agujas, catéteres e infusiones de anestésicos locales, los que en teoría deberían aumentar significativamente los costos, más aún si utilizamos analgesia regional periférica (equipo más caro que para analgesia epidural).
Existe un interesante y completo trabajo al respecto, publicado el año 2009 por Duncan 11 . Comparando el costo total entre dos grupos de pacientes sometidos a regímenes anestésicos diferentes en cirugía de reemplazo de cadera y rodilla. Un grupo de pacientes siguió un régimen llamado “tradicional”, basado en anestesia general o espinal y analgesia postoperatoria con opioides endovenosos y orales, sin analgesia preventiva. El otro grupo de pacientes siguió un régimen basado en analgesia mutimodal, tanto preventiva como postoperatoria, incluyendo bloqueos de nervio periférico para anestesia y analgesia postoperatoria. Observó que la implementación de anestesia y analgesia basada en técnicas regionales y con carácter multimodal, no sólo no era más costosa, sino que permitía disminuir en un 15% el gasto total final del procedimiento. Esta reducción de costos se atribuyó principalmente a menor requerimiento de opioides, menos efectos adversos atribuibles a opioides (y el costo asociado de tratarlos), menor tiempo dentro del pabellón (a pesar del tiempo requerido para realizar los bloqueos) y menor estadía intrahospitalaria.
Parece claro que, si bien el uso de anestesia regional implicaría gastos extra en materiales propios del bloqueo y medicamentos propios de la infusión, en realidad permite ahorrar, es decir, la analgesia regional periférica sí puede resultar más económica.
Hemos ido explorando y contestando una a una todas las interrogantes y sin embargo, siempre quedarán preguntas sin responder, pero lamentablemente no contamos con todos los elementos para dar respuestas basadas en evidencia.
Necesitamos de más trabajos bien diseñados, con grupos de pacientes demográficamente comparables, operadores equivalentes y casuísticas suficientes para cada objetivo primario estudiado. Tal vez así, en el futuro podríamos ser capaces de generar las respuestas que nos quedan pendientes.
Comentario final
Con la información de la que disponemos hoy, podemos afirmar que la analgesia regional neuroaxial y periférica sí aportan beneficios en el cuidado de nuestros pacientes, permitiendo mejor analgesia postoperatoria, con menos efectos adversos atribuibles a opioides, facilitando la rehabilitación precoz, sin aumentar los costos. Son estos beneficios, los que deben ser sopesados con los riesgos propios de nuestras técnicas, en cada paciente en particular, buscando siempre entregar un cuidado que se enmarque en altos estándares de calidad.
REFERENCIAS
- Richman JM, Liu SS, Courpas G, et al. Does Continuous Peripheral Nerve Block Provide Superior Pain Control to Opioids? A Meta-Analysis. Anesth Analg 2006; 102: 248-257.
- Paul J, Arya A, Hurlburt L, et al. Femoral Nerve Block Improves Analgesia Outcomes alter Total Knee Arthroplasty. Anesthesiology 2010; 113: 1144-1162.
- Singerlyn F, Deyaert M, Joris D, Pendevillet E, Gouverneur JM. Effects of Intravenous Patient-Controlled Analgesia with Morfine, Continuous Epidural Analgesia, and Continuous Three-in-One Block on Postoperative Pain and Knee Rehabilitation After Unilateral Total Knee Arthoplasty. Anesth Analg 1998;87: 88-92.
- Capdevila X, Barthelet Y, Biboulet P, Ryckwaert Y, Rubenovitch J, d´Athis F. Effects of perioperative Analgesic Technique on the Surgical Outcome and Duration of Rehabilitation alter Mayor Knee Surgery. Anesthesiology 1999; 91: 8-15.
- Macfarlane A, Prasad A, Chan V, Brull R. Does Regional Anesthesia Improve Outcome After Total Knee Arthroplasty? Clin Orthop Relat Res 2009; 467: 2379-2402.
- Ilfield B, Wright T, Enneking K, Morey T. Joint Range of Motion After Total Shoulder Arthroplasty With and Without a Continuous Interscalene Nerve Block: A Retrospective, Case-Control Study. Reg Anesth and Pain Med 2005; 30: 429-433.
- Hofmann-Kiefer K, Eiser T, Chappell D, et al. Does Patient-Controlled Continuous Interscalene Block Improve Early Functional Rehabilitation After Open Shoulder Surgery? Anesth Analg 2008; 106: 991-996.
- O´Driscoll S, Giorgi N. Continuous passive motion (CPM): Theory and principles of clinical application. Journal of Rehabilitation Research and Development March/April 2000, 37; 2: 179-188.
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- Duncan C, Long K, Warner D, Hebl J. The Economic Implications of a Multimodal Analgesic Regimen for Patients Undergoing Major Orthopedic Surgery. A Comparative Study of Direct Cost. Reg Anesth Pain Med 2009; 34: 301-307.